¿Fe o identidad? Lo que Santa Rita despierta va más allá de lo religioso

Desde las primeras horas del día, miles de personas comenzaron a congregarse en torno a la Parroquia Santa Rita, marcando el pulso de una jornada que combinó emoción, devoción y un fuerte sentido de pertenencia. Las calles se colmaron de fieles que, con flores, estampitas y pañuelos en alto, manifestaron una fe viva que trasciende generaciones. Fue una verdadera presentación colectiva del alma de un pueblo que se reconoce en la figura de su Santa Patrona.

5/23/20252 min leer

Las imágenes hablaron por sí solas: miradas llenas de esperanza, abrazos sentidos, lágrimas silenciosas y gestos de gratitud profunda. La presencia de Santa Rita no solo se sintió en el templo o en la tradicional procesión, sino en cada rincón de la ciudad. Se irradiaba paz. Se respiraba unidad. Se celebraba, más que una festividad religiosa, un reencuentro con lo esencial: con quiénes somos y cómo somos como comunidad.

Santa Rita representa mucho más que una devoción. Es un espejo donde se reflejan los valores más nobles de nuestro pueblo: la fe que acompaña, la fortaleza que no se rinde, la compasión que abraza. A través de ella, renace el sentido de comunidad, se despierta una espiritualidad compartida que abraza la diversidad y nos recuerda que no estamos solos frente a los desafíos de la vida.

Este 22 de mayo, Esquina vivió una verdadera fiesta del espíritu. Las celebraciones se desplegaron con respeto y alegría, combinando lo religioso, lo cultural y lo simbólico. Santa Rita es un himno de nuestra identidad, resuena con fuerza, marcando el pulso de una comunidad que canta desde el corazón.

En tiempos donde muchas veces lo individual parece pesar más que lo colectivo, esta fecha volvió a demostrar el poder de la fe como motor de unidad, tolerancia y buena voluntad. Santa Rita no solo nos convoca a rezar: nos inspira a vivir con más empatía, a mirar al otro con ternura y a reconocernos como parte de algo más grande.

Santa Rita es, sin dudas, una guía espiritual, pero también un símbolo profundo de nuestra cultura y nuestra historia. Y cada 22 de mayo, Esquina se ilumina para recordarnos que el camino compartido siempre es más fuerte.-